“Nopalitos”, un platillo típico y poco conocido de la región.
- Ángel Uicab
- 17 mar 2019
- 3 Min. de lectura

En Veracruz se conocen como “crucetas”; en Tamaulipas y en la Huasteca Potosina, como “jacubes”. Aquí en Yucatán los conocemos como “nopalitos”.
Podría decirse que son primos del nopal que tradicionalmente conocemos -sí, aquel, el que aparece en el escudo de la bandera-, pues son de la misma familia. De nombre científico Acanthocereus tetragonus, es un tipo de planta rastrera de la familia de las cactáceas -de los cactus-, que cuenta con tres o cinco costillas que al cortarlos transversalmente forman pequeñas estrellas. Muchas veces se confunde con la planta de la pitahaya por su parecido.
En algunas comunidades de Yucatán los nopalitos son un platillo típico. La temporada de cosecha comienza desde mediados de febrero y termina casi al finalizar abril. Tanto hombres como mujeres se adentran al monte -ya que crecen de forma silvestre- para cosecharlos, algunos con motivos comerciales; “De a diez y de a veinte la bolsita de nopalitos, doña”. Cabe señalar que los que hay que recolectar son los brotes tiernos.

Se pueden guisar de distintas formas. Una de las más comunes es cocinarlos con chile rojo molido. El procedimiento es el siguiente: Primero se cortan en cuadritos; luego se ponen a hervir con orégano, cebolla, dos dientes de ajo, y sal. Una vez hervidos hay que lavarlos de tres a cuatro veces para que suelten la baba. Se escurre el agua. Lo siguiente es freírlo en aceite o manteca, agregarle el chile molido y unas ramitas de cilantro. Para finalizar, solo hay que revolver para que se mezclen bien los ingredientes y en unos cuantos minutos estará listo para comer. Una vez servido y calientito se le puede agregar queso para que se derrita. Con tortillas hechas a mano es un verdadero manjar.
También se pueden cocinar con huevos, con carne molida, con cebolla y tomate; según el gusto de cada quien. Se me ocurre que igual se le pueden guisar con champiñones, tocino, camarón; no sé, en la cocina también hay que usar un poco de creatividad.
Por otro lado, cocinados con chile molido, pueden ser una buena opción para consumir como botana. “Con una cahuama bien fría y unas tostaditas. ¡No ombe!, para que te cuento; es comida de los dioses”, apunta don Necho, vecino de la comunidad de Yaxcopoil y de oficio albañil.
Otra vecina de la misma comunidad de Yaxcopoil indica: “Yo como nopalitos desde que tengo razón, Ne’. Desde que estaba así de chiquita (hace un ademán con la mano indicando la altura de una niña pequeña). Mi papacito, que en paz descanse, nos traía un sabucán lleno de nopalitos cuando se iba al monte a cortar penca (hoja de henequén). Lo que te cuento es de hace más de setenta años. Mi mamá, que Dios la tenga en su santa gloria, y mis hermanas se ponían a cortarlos. A mí no me dejaban usar cuchillo porque todavía era una niña, solo me quedaba viendo cómo trabajaban. Todavía me acuerdo de mi mamacita cocinando en su banquillo frente a la candela (fogón)", contó doña Auda con los ojos ya nublados. “Si para el siguiente día sobraba de los nopalitos, mi mamá los cocinaba con huevos de patio. Bien rico que cocinaba mi mamá. Ki´le janalo’ (sabrosa la comida)”, agregó con una sonora carcajada de las que la caracterizan.
Para muchos los nopalitos son un manjar, para otras personas -más que nada de las ciudades- es un platillo aún desconocido. Por ejemplo, si vas al mercado preguntando por nopalitos te remiten con la persona que vende nopales de castilla; suele haber esa confusión entre uno y otro. O, por otro lado, hay quienes conocen la planta, pero no tienen idea de que es comestible. Y la verdad, de lo que se pierden; porque además de ser un platillo delicioso, económico -tú mismo puedes ir a recolectarlos-, también son una fuente rica en agua y fibra lo que es ideal para una buena digestión.
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